Salvador Macipe nos envía otro de sus artículos, esta vez relatando una aventura sufrida en sus correrías de pesca "a mano" por el río Ariño (al que entonces nadie llamaba Escuriza). El desarrollo de dicha aventura nos integra en su problema, haciéndonos sentir inquietud y solidaridad con el protagonista con cuya figura ya nos vamos familiarizando a través de sus entrañables relatos.
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