viernes, 25 de julio de 2008

Fiestas Patronales

Espacio dedicado a las fiestas de agosto.

jueves, 24 de julio de 2008

Primer libro de Ester Serrano Burillo

Colección de artículos de Ester Serrano Burillo, publicados en ENTABAN desde abril de 2001 hasta mayo de 2008.

viernes, 11 de julio de 2008

La UVT rinde homenaje al profesor Beltrán en un curso dedicado a los parques culturales de Aragón


Desde el curso de la UVT "Parques Culturales y Arte Rupestre. Conservación y Protección", aseguran que el tristemente desaparecido profesor Beltrán fue el “alma mater” de los parques culturales de Aragón, motivo por el que le dedican el curso de forma íntegra.


Teruel, 4 de Julio de 2008.- La principal razón que ha llevado a los responsables del curso de la Universidad de Verano de Teruel, "Parques Culturales y Arte Rupestre. Conservación y Protección" a dedicar este curso íntegramente al profesor Antonio Beltrán es que fue “el alma mater de los parques culturales en Aragón, y uno de los mejores especialistas mundiales en Arte Rupestre, explica José Royo Lasarte, director del Parque Cultural del Río Martín y director del curso.

Este curso pretende, no sólo ser una herramienta más en la conservación del patrimonio cultural de los parques culturales en general y del Arte Rupestre en particular, sino que además, como plasma la ley de Parques Culturales, estimular el conocimiento público. Además, con él, añade Royo, se quiere promover la información y la difusión cultural y turística de los valores patrimoniales, desarrollar este tipo de actividades pedagógicas sobre el patrimonio cultural orientado a universitarios, guías culturales y turísticos y público en general. También se pretende divulgar los resultados propios de la investigación científica.

El principal objetivo del curso es conocer los parques culturales aragoneses y la legislación al respecto. De forma no menos prioritaria, añade el director del curso, se pretende poner en valor el patrimonio cultural y natural de los parques culturales con Arte Rupestre, además de dar a conocer la legislación en temas de patrimonio cultural. Los alumnos que asisten a este curso pueden también conocer las características generales del arte rupestre al aire libre del arco mediterráneo, así como aprender los mecanismos de estudio, conservación y protección del Arte Rupestre al aire libre del arco mediterráneo, cronologías, metodologías. Por último también se familiarizan con las formas de vida, creencias y concepciones artísticas de las poblaciones prehistóricas.

Ley de Parques Culturales

Royo, afirma que el desarrollo de un curso sobre parques culturales debe organizarse en un espacio protegido como Parque Cultural, y el Parque Cultural del río Martín fue ejemplo y modelo tanto en su estructura organizativa como en su funcionamiento para que los parlamentarios aragoneses aprobasen una modélica Ley sobre los parques culturales aragoneses que ha venido a regular y normalizar la existencia de éstos.

Royo también defiende la idoneidad de que se celebre este curso en Ariño. “Cuando la temática elegida viene aparejada al Arte Rupestre, entendemos que el Parque Cultural del río Martín es un espacio privilegiado por la gran riqueza de abrigos con arte rupestre que atesora, declarados Patrimonio Mundial”, declara.

http://uvt.unizar.es/ver_noticia.jsp?id_noticia=20

Oliete y Ariño estrenan nueva carretera

Oliete y Ariño han quedado enlazadas por una nueva carretera, que lleva funcionando apenas dos semanas. Los vecinos de ambos municipios se muestran muy contentos con las nuevas infraestructuras.

La nueva vía A-1401 lleva inaugurada 15 días. La obra se ha realizado con fondos MINER. Estos fondos se destinan a la construcción de infraestructuras para la reindustrialización de zonas mineras, por lo que los ayuntamientos beneficiados por la medida no han tenido que desembolsar ninguna cantidad de dinero. La carretera ha tardado un año y medio en ser construida, y los primeros meses se invirtieron en la realización de las primeras fases. Éstas consistieron en el aplanado, la construcción de las cunetas, las canalizaciones para recoger el agua de lluvia, y las tuberías subterráneas. La última fase, la de asfaltado, tomó mucho menos tiempo. Los vecinos de Oliete están contentos, pero Pedro Millán, alcalde de Oliete, ha manifestado ya en diversas ocasiones la necesidad imperiosa de reparar la carretera a Alloza, muy estrecha y carente de arcenes.

Alejandro Rivera
http://www.lacomarca.net

jueves, 10 de julio de 2008

MONÓLOGO PUBLICITARIO


A mí siempre me han gustado los anuncios de la tele. Cuando tenía cuatro años y una televisión con toda una gama de grises, me quedaba alucinada con el anuncio de la Gallina Blanca o con el del tambor de colón.

Esos mini cortos que con el tiempo casi han adquirido más importancia que las películas. Bueno, pues ahora me siguen gustando; si no fuese que te hechan dieciseis o más, pareciendo un rosario televisivo que te aluniza atontándote y cuando acaban ya no sabes qué película o serie estabas viendo. Sí; ya sé que sin publicidad no hay dinero y por lo tanto tampoco televisión; ¿Pero hasta qué punto merece la pena?

Yo no lo sé, pero si sé que media hora de publicidad es un buen somnífero.

Dedicado para:
LOS PUBLICISTAS; PARA LOS QUE TIENEN BUENAS IDEAS; PARA EL ABURRIMIENTO ENTRETENIDO; PARA LA ABUELITA QUE SE HA QUEDADO ROQUE; PARA LAS AMAS DE CASA QUE SE HAN IDO A FREGAR; BUENO PARA TODAS LAS AUDIENCIAS DE TODO TIPO Y LIBRE PENSAMIENTO: GRACIAS

Ester Serrano Burillo

miércoles, 9 de julio de 2008

La olipa

Estoy pensando en Ariño, en los años 50, en el anochecer de las tardes de verano. Casi todos estábamos en las calles “a la fresca”, sentados unos en sillas, otros en asientos de cemento, y algunos en el puro suelo. Charla relajada y risas frecuentes. En el aire, cruzando incesantemente, los murciélagos, emitiendo sus chirridos intermitentes. Era curioso que, volando tan rápido, no chocaran nunca en paredes y en tejados. En una época en que cualquier animal visible de regular tamaño terminaba sus días en la sartén, no conozco a nadie que hubiera cazado un murciélago. Se decía que con una gorra en el extremo de una caña larga, llegaban a chocar, pero tal cosa, o no se había comprobado, o había fracasado el experimento. Los que habían leído más sobre animales, decían que aquellos chirridos eran señales como las del radar, que les permitían conocer, al rebotar en los objetos interpuestos, si la trayectoria estaba o nó libre. Me asombran cada vez más las cosas tan complicadas que hacen los animales, incluso los más elementales, sin darse ni cuenta. Nadie conocía tampoco con certeza donde se cobijaban los murciélagos durante el día. Solamente se les había podido localizar en la Cueva de los Murciélagos que está en la Sierra de Arcos, cerca de la Cueva Negra. Es curioso que vinieran desde allí al anochecer y se dedicasen a volar incansables por todas las calles del pueblo. De estas reflexiones nos sacaban los avisos desde nuestras casas, de que la cena estaba ya en la mesa y, en pocos minutos, las calles quedaban vacías, porque, sin haberse puesto de acuerdo, todo el mundo cenaba casi a la misma hora.

Después de cenar, un ratico más a la fresca, y, no tardando mucho, a dormir, oyendo, a través de las ventanas abiertas, el concierto de las ranas de todo el río Ariño. Había veces que cantaban tantas y tan fuerte, que el sonido era de bastantes decibelios. Además de las ranas participaban en el coro unos animalejos que emitían un sonoro “Bip” intermitente. A estos les llamábamos olipas y, que yo sepa, nadie las había visto. Se decía que eran pájaros, pero en cierta ocasión oí cantar a una entre unas maderas que había cerca. Fui sigilosamente hasta donde se oía, aparté las maderas y allí había... ¡Solamente un sapo! Con este dato me quedé desorientado, y ahora mismo no podría asegurar qué clase de animal es la dichosa olipa.

Todos aquellos sonidos eran un sedante para dormir de un tirón, lo que ocurría la mayoría de las veces. Pero, de vez en cuando, se oía en medio de la noche un ruido muy diferente al que hemos atribuido a la fauna de Ariño. Era un ruido que inmediatamente despertaba a la mayor parte de los hasta entonces plácidos durmientes: era . . .¡El cochecico de la SAMCA!

En el cochecico subían hacia la mina el médico y otras personas, casi siempre para asistir a algún minero accidentado. Con frecuencia se trataba de “entufados”, que habían respirado los gases de alguna combustión en el interior de la mina, pero a veces se trataba de cosas peores.

A los mineros que no estaban en turno de noche se les veía serios, y las mujeres iban exclamando: ¡Ay madre mía! ¡Qué habrá pasado! En fin, que todo el pueblo se quedaba sobrecogido, esperando saber a quien le había tocado esta vez el accidente, y la gravedad del mismo.

En dos ocasiones le tocó a mi padre, una por accidente eléctrico al rozar un cable con el candil de carburo, y otra por venírsele encima una pared de carbón en una explotación, dejándolo medio enterrado. En ambos casos pudo perder la vida y se salvó gracias a la valentía de compañeros que arriesgaron la suya por él. Compañeros con tal señorío que ni siquiera decían su nombre porque no querían “medallas”. Les bastaba con saber que lo mismo hubiera hecho mi padre por ellos. Era, y supongo que seguirá siendo, la forma de proceder de la gran familia de los mineros.

Cuando le ocurrió el accidente eléctrico, llegó a casa algo demacrado y con la mano izquierda vendada y estuvo unos días de baja; y cuando sufrió el segundo accidente, lo trajeron entre varios mineros, ya que apenas podía moverse, y también estuvo de baja un par de semanas.

Del accidente eléctrico le quedó la mano izquierda con dos dedos deteriorados y cuando mi madre le decía que había indemnizaciones por ello, mi padre le contestaba que los dedos agarrotados solo le molestaban para tocar la guitarra, cosa que a estas alturas de su vida no pensaba volver a hacer; y así quedaba zanjada la cuestión por el momento.

Todas estas cosas eran parte del cotidiano acontecer del Ariño de los años 50 .

Salvador Macipe Paricio

noche de pop en el "repechorock"

El póximo 26 de Julio cerramos la temporada de pequeños conciertos de "repechorock" con la actuación de "horas perdidas" y "pensamiento 24" . En esta ocasión el evento tendrá lugar en el parque de la virgen del Pilar, disfrutando a la vez de buena música y de las agradables noches de Verano de nuestro pueblo.
Se prepará ya el festival del 9 de Agosto con un total de 7 grupos dispuestos a dar caña al festival. Para el festival vamos a necesitar todas las manos posibles, y para ello convocamos una reunión organizativa el día 25 de Julio en el local del AMPA.

ALLÍ NOS VEMOS

jueves, 3 de julio de 2008

EL AGUA POTABLE EN ARIÑO ( I )

Salvador Macipe Paricio, ingeniero y ariñero residente en Zaragoza, a quien se conoce entre nosotros por “el Salvador el Morel”, escribe un primer artículo sobre el agua potable en Ariño, dando su visión técnica, social y humana, de lo que supuso la primera elevación de agua, en la vida de los habitantes de Ariño.
Por tratarse de parte de la historia de nuestro pueblo y por la actualidad de las cuestiones relacionadas con el agua, puede considerarse un tema de interés cultural.

El abastecimiento de agua potable en Ariño ha tenido lugar en varias fases, que me propongo explicar. De momento me referiré a la primera, que a mi juicio es la más importante, porque significa el paso desde un sistema totalmente primitivo, al de utilización de la técnica de elevación del agua por medio de bombas hidraúlicas servidas por motores eléctricos, lo cual es un avance considerable.

Inicialmente, desde que se fundó el pueblo hasta el año 1928, los vecinos se proveían de agua como buenamente podían, y, dado que disponían de caballerías, éstas eran, generalmente, las destinadas también al acarreo del agua, utilizando cántaras para el transporte, y tinajas para el almacenamiento. Desde éstas se sacaba, para ser utilizada, con pucheros y otros recipientes más o menos adecuados.

Dada su dificultad de acopio, el consumo era también muy limitado, resintiéndose incluso hasta la higiene personal. Estas condiciones de disponibilidad de un bien tan fundamental como el agua, nos parecen ahora muy precarias; sin embargo, entonces las consideraban perfectamente normales, ya que no tenían elementos de comparación. También hay que decir, en contrapartida, que las aguas circulaban transparentes por ríos y manantiales, lo que no sucede en la actualidad.

Depósito regulador.

En 1928 se produjo un importantísimo cambio en la situación, con la puesta en servicio de un sistema de abastecimiento de agua, que consistía en la elevación de ésta, impulsada por una bomba con motor eléctrico, desde el río Ariño hasta un depósito regulador. Desde éste, era distribuída por medio de tuberías hasta dos fuentes con grifos de accionamiento manual, situadas en puntos del pueblo, elegidos de forma que los recorridos de acarreo para los usuarios fuesen mínimos.

Caseta para elevación del agua, en su estado actual.

La toma de agua era subterránea y estaba situada a unos cincuenta metros del puente “de las tres arcadas”, aguas arriba del río Ariño. El punto fue elegido de manera que la tubería de elevación y la zanja para enterrarla, tuvieran una longitud lo más pequeña posible. La instalación de bombeo quedaba protegida por una caseta de cemento muy bien construida, para resistir, llegado el caso, las fuertes avenidas del río. La acometida de corriente se proyectó en alta tensión; dentro de la caseta estaba el transformador, para rebajarla hasta la conveniente para alimentar al equipo de bombeo.

El depósito regulador se construyó en una era, cuya cota era mayor que las de ubicación de las fuentes. Se hizo también de cemento, armado con unos zunchos circulares, hechos con varillas de acero. Está muy bien construido, pero, a mi juicio, tenía el defecto evidente de haber dejado la superficie totalmente descubierta, lo cual, por ejemplo, permitía: a cualquier gamberrillo tirar piedras o cosas peores al interior; un fácil acceso para diversos animales; facilitar a las radiaciones solares la formación de algas; y todo ello era perjudicial para la potabilidad del agua. Este depósito se halla en la actualidad en buen estado de conservación, y me parece que sería conveniente que las autoridades locales volvieran la vista hacia él, para evitar los deterioros, e incluso para, imaginativamente, darle alguna utilidad. En cualquier caso se debe respetar, porque es de los pocos testimonios que van quedando de lo que sirvió a la comunidad durante muchos años, y de los modos de vida de ésta en una determinada época. El depósito está muy bien integrado en el paisaje, y en el cemento aparece grabado y enmarcado, lo siguiente:



Construido en Mayo 1928
Dirigido por
Don José Rivera

Siendo Alcalde del Ayuntamiento
D. Ramón Guillén contribuyendo
el pueblo en general
Constructor: R.GORBS DE ALCAÑIZ

Inscripción que aparece en el depósito regulador.

Del depósito regulador partía una tubería que luego se bifurcaba, para atender a las dos fuentes. Dicha tubería era de fundición, los empalmes se hacían por medio de platillos atornillados entre sí, y estaba bien proyectada e instalada, ya que pocas veces la vimos estropeada, después de funcionar durante muchos años.

Las fuentes estaban situadas: una en la replaceta que hay al lado del barrio Bajo yendo hacia el barrio de La Venta, y la otra en la plaza de La Cárcel, detrás del Ayuntamiento. Eran muy sencillas, atendiendo más a la función que al aspecto decorativo. Los alrededores de las mismas, cuando las calles eran de tierra, solían estar embarrados y allí acudían las avispas a beber, ya que hasta para ellas estaban lejos los ríos, si estaban avecindadas en la zona urbana.

Zona donde estaba instalada una de las fuentes.

El aprovechamiento del agua de las fuentes era total, ya que las aguas residuales se conducían por tuberías enterradas hasta sendos abrevaderos de las caballerías, lo cual facilitaba mucho a los vecinos, el trabajo de atender esta necesidad de los animales. A este respecto diré, que las caballerías, no viendo al agua limpia e inodora, y considerando a los abrevaderos como algo artificial y por tanto un poco inquietante, “se hacían de rogar”, si no tenían mucha sed, y entonces era preciso hacerles un poco de ambientación, silbando para imitar a los pájaros, y removiendo el agua en círculos. Estas maniobras eran muy eficaces, y por ello todo el mundo las practicábamos, casi siempre de una forma automática, sin pensar en nada de particular: ni en lo que pensarían las caballerías, ni en los reflejos de Paulow (aún ahora nos viene justo para saber lo que significan), ni en otra cosa que no fuera la relación causa efecto, es decir que haciendo aquellas maniobras los animales bebían antes que no haciéndolas.

Estos abrevaderos son parte de aquel sistema, y convendría que al menos alguno de ellos se conservase, por las mismas razones que las expuestas al referirme al depósito regulador. Especialmente el del Barrio Bajo tenía, además, una función social, ya que se utilizaba como lugar de cita y también de asiento en su bordillo, por las personas desocupadas que acudían a esta zona del pueblo, porque en ella había más ambiente. El sentarse en el borde del abrevadero era una práctica de cierta dificultad y, como además estaba redondeado, enseguida “te decían las nalgas” que cambiaras de postura; sin embargo había personas que podían permanecer sentados así bastante tiempo, incluso hasta varias horas, a base de ir modificando la forma de apoyarse.

En primer término, lugar donde estaba uno de los abrevaderos.

Todo este sistema de abastecimiento de agua solamente requería el trabajo de una persona, durante parte de su jornada laboral. Aquella persona, que también desarrollaba otros trabajos, tenía que ir a la caseta del río y conectar la bomba durante un tiempo, además de realizar las tareas de mantenimiento necesarias. Como su nombre era Joaquín y en el pueblo había varias personas con este nombre, fue inevitable que la gente le sacase un apodo, y pasaron a referirse a él, como el “Tío Aguasube”. En los pueblos los nombres y los apellidos se repiten y, por tanto, hay dificultades para determinar a las personas; así que se recurre, por pura necesidad, a los apodos, y si alguien se establece en el pueblo, y no tiene un nombre raro –en cuyo caso el nombre pasará a ser el apodo–, que sepa que, no tardando mucho tiempo, “disfrutará” de un apodo, y Dios quiera que sea “suave”, porque hay apodos de mucho cuidado, como todos sabemos.

Se me ocurren un par de observaciones más. La primera, que, según consta en el grabado del depósito, en la obra colaboró todo el pueblo, y “entre todos” es una ejemplar manera de hacer las cosas, si éstas son buenas. La segunda, que el Ayuntamiento no pasaba ningún recibo al cobro como contrapartida del beneficio que se había conseguido. ¡Aquello era austeridad y buen gobierno! Hay que tomar nota de ello, para obrar así siempre que sea posible.

Aquel fenomenal cambio en los equipamientos del pueblo hizo la vida más fácil a sus gentes sin efectos secundarios apreciables y, aunque la situación no quedó resuelta definitivamente, supuso un gran avance.

Como las obras humanas no son perfectas, al sistema se podían atribuir, a mi entender, los siguientes defectos: Uno de ellos, es el ya citado de la falta de protección del depósito. Otro, que la calidad del agua era regular, ya que estaba excesivamente mineralizada, y un tercero, que el agua no pasaría las mínimas exigencias de potabilidad actuales, tanto por el tipo de sustancias que debía llevar disueltas —a juzgar por su sabor—, como por sus características micro y macrobiológicas. De hecho, a veces se podían apreciar, a simple vista, pequeños gusanillos, como lombrices diminutas. De todos modos, las condiciones de potabilidad del agua en la situación anterior a la elevación no eran mejores, pues aunque el agua en épocas anteriores era, en principio algo mejor, eran tantas las manipulaciones y almacenajes a que se la sometía, que se descontrolaba la calidad, así que, con el cambio no se fue hacia peor calidad del agua, sino más bien al contrario, aparte de que ya el personal debía estar inmunizado a todo, siendo capaz de resistir a la mayor parte de los contaminantes biológicos de la zona. Lo que está fuera de toda duda es que la elevación, como hemos venido asegurando, supuso una gran mejora para los vecinos, sin tener los efectos secundarios negativos que con frecuencia aparecen, de forma imprevista, ante los cambios importantes que se realizan en los sistemas que llevan mucho tiempo establecidos. Así que en este caso el cambio resultó bien, por suerte para los vecinos —y vecinas— del pueblo de Ariño.

La parte folkórica del tema, es que el pueblo ganó en alegría y relación entre los jóvenes de ambos sexos, ya que las fuentes fueron un motivo para que las mozas, al atardecer, con sus cántaros y pozales, cruzaran por el pueblo, en muchos casos con el secreto deseo de ver, de reojo, al mozo que les “hacía tilín”, en “las cuatro esquinas”, o en “el adrillao”. Y para los mozos, ¿qué mejor imagen que la de “su chica”con el cántaro sobre la cabeza o al costado, antes de irse a casa al anochecer?

Salvador Macipe Paricio