En Ariño, hace bastantes años, muchos de los que íbamos a Misa regularmente, es decir “los creyentes” que, dicho sea de paso, éramos la mayoría, considerábamos que había que confesarse antes de comulgar, y comulgar, al menos una vez al año, por Pascua Florida. Decíamos, sencillamente, que había que “confesar y comulgar por Pascua Florida”. Esto representaba una demanda de confesión alta en un corto espacio de tiempo, ya que, según es sabido, las cosas que dan algo de corte se van dejando y dejando. Al final hacíamos ir al sacerdote de coronilla, hasta el punto de que a veces tenía que pedir ayuda y venían sacerdotes de refuerzo de otras partes.
El ambiente de aquel momento, la tensión de arrodillarse ante el confesor, y los incidentes que inevitablemente se producían, me dan la oportunidad de reflejarlo mediante el relato de algunas anécdotas que vale la pena conocer, en especial porque sucedieron realmente.
El ambiente de aquel momento, la tensión de arrodillarse ante el confesor, y los incidentes que inevitablemente se producían, me dan la oportunidad de reflejarlo mediante el relato de algunas anécdotas que vale la pena conocer, en especial porque sucedieron realmente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario