martes, 26 de mayo de 2009

En Somalia…


He visto apalear a una mujer…
Enjambre de manazas, golpes, palos,
rompían fieramente su prestancia.
Las garras del poblacho desnudaron
su cuerpo avergonzado y maltratada
quedó ante tantos ojos humillada.
Oh locura fanática machista,
terror de las miradas inocentes
culpables simplemente de ser débiles
y esclavas de pasiones varoniles
obscenas, repugnantes y violentas.
Tu perfume tan íntimo dejaron
abierto al viento seco del desierto…
Nadie, nadie, mujer, te defendía.
Tus gritos angustiados transformaron
tu cuerpo hermoso en animal herido.
Tu boca se torció en grito de espanto
hierático, inhumano, dolorido…
Tu imagen dio la vuelta a todo el mundo,
dijeron noticiarios orgullosos.
¿Cómo pudo aquel blanco con el vídeo
impasible filmar tu sufrimiento
y cobrar tal vez un buen salario?
¿Cómo pudo aquel hato de soldados
contemplar tu dolor sin ayudarte?
¿Eran hombres o imágenes de hombres
que quizás sonreían hacia dentro
contemplando el desnudo de tu cuerpo?...


José Antonio Gálvez

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