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OTRA DULCE MONOTONÍA,
NO LA DE MACHADO
Son cerca de las nueve y diez minutos,
me dejan iniciar,
comienzo.
Las mismas caras;
las mismas poses;
aquellos del rincón no escuchan;
el de justo enfrente no atiende;
da lo mismo,
yo prosigo.
Se me escapan unos versos,
no sé muy bien qué sentido tienen
sólo escuchan los mismos,
los de siempre.
Continúo.
Aquella niña tiene algún problema.
-Contéstame a este ejercicio:
el número cinco.
De nuevo aquel otro falta; falta pongo,
falta anoto.
-Es un adverbio, ¿qué no comprendes?
Quizá aquella esquina no es lugar más oportuno.
Le busco de nuevo un sitio.
Da lo mismo,
sin darme cuenta llegan las diez,
me echan casi a gritos.
Mañana continúo.
Son cerca de las nueve y diez minutos,
me dejan iniciar,
comienzo.
Las mismas caras;
las mismas poses;
aquellos del rincón no escuchan;
el de justo enfrente no atiende;
da lo mismo,
yo prosigo.
Se me escapan unos versos,
no sé muy bien qué sentido tienen
sólo escuchan los mismos,
los de siempre.
Continúo.
Aquella niña tiene algún problema.
-Contéstame a este ejercicio:
el número cinco.
De nuevo aquel otro falta; falta pongo,
falta anoto.
-Es un adverbio, ¿qué no comprendes?
Quizá aquella esquina no es lugar más oportuno.
Le busco de nuevo un sitio.
Da lo mismo,
sin darme cuenta llegan las diez,
me echan casi a gritos.
Mañana continúo.