lunes, 12 de mayo de 2008

Sobre alguno de nuestros prejuicios

Nota de opinión.

Una vez terminado el Pleno del Ayuntamiento celebrado el jueves, 9 de mayo de 2008, en el turno de intervenciones del público, una de las personas asistentes preguntó, -“yo no, pero hay gente que quiere saber quién ha pagado la comida de los polacos”-. No estaría escribiendo estas líneas si no tuviera la convicción, de que esta perversa cuestión se la plantee una minoría inapreciable, sino que se la preguntan más de una persona. Y porque siento cierta obligación, como persona pública, de posibilitar momentos de reflexión, que nos ayuden a ser mejores personas, más solidarios y más educados.

Lógicamente la atención se centró en el concejal de cultura, que es el que escribe esta nota de opinión. Mi primera respuesta fue que no entendía el sentido de la pregunta. La persona que la planteó tratando de explicarla dijo cosas como –“los polacos son personas como nosotros y tienen derecho también a recibir ayudas como el resto de las asociaciones del pueblo”-. Innecesaria obviedad. Porque no lo decimos de las personas que están construyendo el balneario y reformando el edificio de las piscinas, o las que comen todos los días en los bares del pueblo, o las que van a la escuela, o los que viven en el barrio La Balsa, o vivimos encima de los garajes,... Si la pregunta inicial no encajaba en mi mente, estas explicaciones posteriores me chirriaban en los oídos.


Mi pertinaz insistencia me hizo volver a repetir, que seguía sin entender la intención de la pregunta. Posiblemente esto provocó impaciencia en una concejala, que repite la pregunta, como si no se hubiera entendido su literalidad. Pero, ¿quién paga siempre las comidas populares en Ariño?, como las que se han estado haciendo durante ocho años hasta el 2006, tras la presentación de la reina y damas en las fiestas mayores, las que hacemos el último día en esas mismas fiestas desde hace muchos más años, el vino español de después de misa el 16 de agosto, las cenas de San Valero y San Blas,… y sin ir más lejos la comida que las Amas de Casa tan bien nos hicieron el domingo, día 20 de abril, dentro de la misma Semana Cultural. Todo el mundo sabe que las paga el Ayuntamiento.


Sin ser experto, sigo teniendo la convicción de que, en alguna parte de algún hemisferio cerebral, seguimos teniendo algún foco irritativo que nos provoca miedo. Ese miedo producido por los sentimientos de endogamia, intolerancia y xenofobia. Nos pasó a finales de los 40 y durante los 50 y 60, cuando nos llegó la gente del sur. Creo que estas dos palabras “barrio Changai” con “che” nos traerán a la memoria situaciones similares. Tuvo que pasar una generación, siendo los nacidos en aquellos años los que llevamos a cabo el mestizaje. Se supone que ahora estamos más abiertos, mejor preparados para acoger a personas que buscan un mejor futuro en sus vidas. Se supone.

En cierto modo lamento que haya sido la comunidad polaca de Ariño y alrededores quienes costearan la insólita y espectacular comida popular con la que nos agasajaron a todo el pueblo.

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