martes, 16 de junio de 2009

Lluvia


La lluvia baila en los aires
una danza vertical
con compás desordenado
y, al llegar a tierra, aplaude
formando espejos de nubes,
a la vez que multiplica
paisajes grises redondos
en las burbujas fugaces
que flotan en las corrientes.
En los árboles el agua
agujerea el silencio
en sinfonía de ramas
y festonea de blanco
sus perfiles recortados.
Las nubes pintan de grises
el lienzo del horizonte
y ocultan la luz, celosas,
creando un mundo de sombras
donde se esconden las formas
y hasta los pájaros callan.
La soledad nos rodea.
El mundo se vuelve íntimo
y yo me quedo en suspenso
contemplando
los dibujos de las gotas,
los colores mitigados
y escuchando
el murmullo somnoliento,
el sordo silencio oscuro
del aire que me rodea,
descubriendo
la maravilla encerrada
en la armonía de grises,
que hace que brote de dentro
un grito mudo de asombro
al oír la sinfonía
del agua tras los cristales.

José Antonio Gálvez

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