domingo, 27 de enero de 2013

 


MAESTRO
He gozado contigo y a tu lado
atrapando de ti parte de la huella
que en otros, de amor lleno, has dejado.
Me has permitido tomar, siempre, junto a ti:
tu sonrisa socarrona,
tu humor dulzón de irónica alegría,
tu compromiso diario,
tu fuerza de junco mecido por vientos no siempre de bonanza,
tu opinión continua, apacible y mansa,
tu silencio prolongado que tanto habla,
tu presencia próxima en permanente ayuda.
Te dirán algunos que terminas
siendo más bien al contrario,
tú como yo lo adviertes,
un punto de inicio,
un remanso de fuerza que te empuja
que buscaré, espero, a tu lado.
Luz del faro de elección tomada,
caminos abiertos
de múltiples bifurcaciones,
elección del hoy y olvido del mañana.
Búsqueda persistente de saber,
en ese camino aprendí de ti,
en todo caso percibo que en su sola busca
es donde puedo hallarlo.
Allí donde resultó fácil descubrirlo
tanto para el que daba como aquel que recibía.
Déjame andar contigo estas últimas jornadas
por esas aún ignotas veredas
con pasos para mí inciertos,
pues largo espero sea contigo el recorrido.
Sentir a cada instante tu aliento, compañero,
tu habla sosegada,
tu mano firme,
tu consejo apacible camarada,
tu incondicional calor,
tu seguridad maestro
tu amistad amigo.
 
25 DE ENERO DE 2013

2 comentarios:

Salvador Macipe dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Salvador Macipe dijo...

Amigo Salva, ¡qué bonito poema!
Hasta a mí, que soy poco sensible a este tipo de literatura, me ha emocionado profundamente.
De todos modos, esta vez no lo has tenido difícil, porque difícilmente se encuentran maestros/amigos de esta calidad.
Me uno con mi humilde prosa a tu hermoso y brillante poema, para señalar la circunstancia de hallarnos ante una personalidad cuyos valores sobresalen muy por encima de los normales y con el que Ariño y muchos de sus vecinos tenemos contraída una gran deuda moral.
Deseo que José Antonio sea muy feliz, volcado en esta nueva etapa en su familia especialmente con Maribel (no olvidemos que detrás de cada gran hombre hay una gran mujer) y disfruten también de todo lo que han tenido que renunciar hasta ahora.
Y deseo que tú, Salva, sigas expresando de esa forma tan bonita, emocionante y sincera, el profundo sentimiento sobre tantas cosas y especialmente sobre las de Ariño y de sus gentes, cuando estas y estos lo merezcan, que espero sea constantemente.
Un fuerte abrazo para José Antonio y mi cordial felicitación para ti.
Salvador